lunes, 28 de diciembre de 2009

Casablanca y Topo en Madrid

El día 22 de diciembre Radio Vallekas celebró en la sala Heineken de Madrid la llegada de la Navidad como mejor se puede hacer, con un concierto de rock. Y para ello se puso en contacto con las dos leyendas que ya conocéis por el título de esta entrada.

Casablanca y Topo amenizaron la noche con casi dos horas, no de rock urbano, sino de rock cercano. Camaradería entre músicos y amabilidad con el público fueron las notas no musicales de ambas actuaciones.

De Casablanca ya se contó lo más destacable en la entrada dedicada al festival Nos Va La Marcha 2008. La formación es la misma y el repertorio similar, mucho de su nuevo disco más sus clásicos.

Por desgracia para sus seguidores, parece que este ha sido, si no el último, uno de sus últimos conciertos, al menos por ahora. Según nos contaban en el mensaje de correo donde anunciaban la fiesta navideña, las diferentes obligaciones de cada componente les harán dirigir su atención hacia otros objetivos que disolverán (temporalmente, esperamos) Casablanca.

Y qué decir de Topo. Cuando por fin en España se pudo empezar a hacer rock con contenido ahí estaban ellos, acompañando a Asfalto, Leño, Cucharada y otros grupos que se dieron a conocer con la llegada de la transición, allá por 1975, y cuyos componentes siguen todavía hoy al pie del cañón.

Topo nace de la escisión de Asfalto. Bajo este nombre Lele Laina, José Luis Jiménez, Julio Castejón y Enrique Cajide inauguraron el sello Chapa Discos con un primer vinilo que, aunque no resultó del agrado de la banda, se convirtió en una obra clásica del rock español en la que encontramos los ya míticos Capitán Trueno, Ser Urbano, Días de Escuela o Rocinante.

Poco después de la grabación en 1978 las dos mitades del grupo deciden tomar caminos diferentes. Y lo que podría haber sido el final de una banda se convirtió en el nacimiento de dos.

Por un lado Asfalto cobró nueva vida con Julio Castejón al frente cantando y tocando la guitarra acompañado de Enrique Cajide a la batería e incorporando a Jorge Walter García Banegas a los teclados y José Ramón Pérez (Guny) al bajo. Estos Asfalto tienden, podríamos decir, al sinfonismo o la progresía potenciando el uso de los teclados, en contraposición con los recién llegados Topo, con una estructura similar de guitarra, bajo, batería y teclados, pero haciendo un rock más directo. En este caso, a José Luis Jiménez como bajista y a Lele Laina como guitarrista, se unieron Terry Barrios a la batería y Víctor Ruiz a las teclas. Los tres primeros también cantando, lo que da a la banda uno de sus sellos de identidad: los temas a varias voces y con elaborados coros.

El primer trabajo de Topo, grabado también con Chapa, se ha convertido en otro clásico gracias a los de sobra conocidos Vallecas 1996 o Mis Amigos Dónde Estarán.

Dejaron registrados dos discos más con la misma formación. Pret a Porter, por imposición de Chapa, se produjo con un sonido y un estilo que no eran los de Topo. La compañía pretendió dirigir al grupo hacia el nuevaolerismo inglés propio de los 80 y lo único que consiguió fue, dicho finamente, cagarla. De hecho, raramente algún tema de este disco forma parte de su repertorio.

No fue Pret a Porter un caso aislado, solo hay que recordar el Más Madera o el directo de Leño, con esos repugnantes teclados que descafeínan a un grupo basado en el estilo "power trío" de guitarra, bajo y batería.

Por suerte, Marea Negra (1983), ahora con CBS, devolvió a Topo a su camino.

Cuestiones en las que no entraremos llevaron a Lele, Terry y Víctor a abandonar la banda un año después de Marea Negra. José Luis, lejos de tirar la toalla, buscó a tres sustitutos para sus antiguos compañeros, muy jóvenes pero capaces de mantener sobradamente a Topo con una vida más que digna. Estos fueron Luis Cruz a la guitarra, Pablo Salinas también como guitarrista además de ocuparse de las teclas y Cacho Casal a la batería.

Graban Ciudad de Músicos en 1986 y un directo memorable en 1987 publicado al año siguiente: Mis Amigos Están Vivos, donde colaboran todos los antiguos miembros de la banda más invitados como Miguel Ángel Collado o José Carlos Molina.

Tras esta grabación se produce un reencuentro histórico. José Luis y Lele vuelven a unirse a Julio Castejón para, durante siete u ocho años, casi revivir a los primigenios Asfalto. Casi porque esta vez la batería fue responsabilidad del "barbitas guapetón" Terry Barrios.

Publican Sólo por Dinero (título del disco, no pensemos mal) en 1990 y, dos años después, se produce un hecho trágico. A causa de una enfermedad Terry Barrios dejó este mundo traidor. Sus compañeros y amigos organizaron en su honor un espectacular concierto-homenaje en el que participaron infinidad de músicos del panorama rockero de la época como los hermanos De Castro, Enrique Urquijo, Manolo Tena, Mermelada, Ñu o Rosendo.

Lo único que palió tan insustituible partida fue el regreso de Enrique Cajide, con lo que, tras una década y media, los Asfalto originales resucitan y dejan como recuerdo El Planeta de los Locos (1994), donde demuestran que esa mezcla de personalidades sigue siendo muy provechosa.

Finalizada la segunda vida de Asfalto, José Luis y Lele emprenden un proyecto juntos aunque no como Topo. Graban un disco eminentemente acústico y siguen con los conciertos.

Por fin en el año 2000 vuelven a entrar al estudio con el nombre de Topo. Esta vez con Roger Castro a la batería, Sergio Cisneros a los teclados y Luis Cruz colaborando en un par de temas.

Y así llegamos hasta hoy, en que José Luis al bajo y voz, Lele Laina a la guitarra y voz, Luis Cruz a la guitarra y Bulli a la batería dan al grupo una nueva vida manteniendo la línea de siempre, pendiente además, según contó José Luis durante el concierto, de publicar un nuevo trabajo en estudio.

No quería extenderme tanto hablando de Topo, pero de una banda con este historial es difícil hacer una biografía resumida.

Así que vamos ya con el tema principal de esta entrada, el concierto del 22 de diciembre.

En cuanto a Casablanca, el sonido actual del grupo, como ya dije en la entrada sobre Nos Va La Marcha, es bastante más duro del que quedó registrado años ha en Rock 'n' roll en el bar de Rick. Las guitarras de nacho y Marisa y la voz de Juanjo Temiño consiguen una potencia que, según ellos cuentan, ya tenían cuando, con otros componentes, eran Mamut, precursor de Casablanca.

Apostando Contra el Avestruz, su último trabajo, constituyó la base del repertorio.

Durante tres cuartos de hora desgranaron temas de Apostando entre los que intercalaron su homenaje habitual a Terry Barrios: Vallecas 1996; acompañados a la voz por los dos Topo primigenios, Lele Laina y José Luis Jiménez.

Lele hizo gala de su serenidad habitual y José Luis, libre de la esclavitud del bajo, se movió por el escenario como en los viejos tiempos, animando a los asistentes y disfrutando arriba tánto como ellos abajo.

Otros dos invitados acompañaron a Casablanca, uno en el tema anterior a Vallecas y otro en el siguiente.

El primero fue Raúl Santana, guitarrista de los renacidos Asfalto, que hizo gala de su voz portentosa como también sucedió con el otro invitado, Miguel Oñate, cantante del mismo grupo en la época de Más que una Intención.

Viéndole y oyéndole queda patente que quien se dedica al rock no necesita corporaciones dermoestéticas ni leches.

Ya hacia el final suenan dos clásicos, los divertidos Me liaste, niña y, a modo de bis, su inevitable y esperado Corta la sesión.

El sonido y estilo rondando el heavy que Nacho extrae de su guitarra, la rotundidad de Marisa con la suya (no os dejéis engañar por su aspecto delicado), el complemento perfecto de Carlos con su bajo y voces, la potente voz de Juanjo y los martillazos de José Manuel (que, por cierto, con las gafas negras me recuerda al querido y añorado Juan Antonio Cebrián) hacen de la banda una apisonadora imparable.

Un ínterin no demasiado largo y comienza el delirio. Suenan las primeras notas de Cantante urbano.

No me entendáis mal ni creáis quienes no hayáis estado en el concierto que lo de Casablanca fue un simple "teloneo". Casablanca es un grupazo. Con músicos de primera y temas de igual calidad, pero es que Topo son TOPO. Y el público lo dejó patente desde el principio.

A partir de ese momento todos viajamos veinte y hasta treinta años atrás a bordo de las guitarras de Hendrix y Beethoven para comprobar que, tanto las letras como la música de los temas de la banda, siguen teniendo vigencia.

Por Lele no pasa el tiempo. Da la impresión de estar almacenado en un tanque criogénico del que solo sale para deleitar al respetable.

José Luis sí ha cambiado un poco. El pelo blanco y corto, en contraste con su característica escarola negra estilo Jackson Five, y una pose más estática en el escenario son las diferencias más patentes en su aspecto externo, pero la simpatía, la voz y la pasión por la música son los mismos.

Respecto a Luis Cruz, tengo que confesar que, la primera vez que le vi en directo en la época de La Jaula del Silencio, me pareció que su actitud y apariencia demasiado heavies desentonaban con el estilo de Topo. Pero en este último concierto me he dado cuenta de mi error. Con el paso de los años Luis ha cambiado su melena hevy-ochentera por unas elegantes (con perdón) calva y perilla. Y lo que yo vi en su momento como una actitud de estrella de rock no era sino la misma pasión que antes he atribuido también a Jiménez.

Sin ánimo de ofender, la mejor descripción que se me ocurre del actual Luis Cruz es la de un rabo de lagartija con una guitarra eléctrica.

No para de moverse por el escenario y casi el único momento en que le vemos tranquilo es mientras hace coros. Pienso que si llevara un micrófono de los que usa Madonna acabaría tocando en mitad del público.

A pesar de su figura menuda, con una guitarra colgada tumbaría al mismísimo Terminator. De hecho, Brian May de Queen le eligió personalmente para la versión española del musical del grupo británico. Con eso queda dicho todo.

A la batería Bulli. Su currículum incluye una larga carrera a lo largo de la cual ya había coincidido con Lele, además de formar trío (trío musical, se entiende) con Javier Vargas y Sherpa antes de la etapa de este último en Barón Rojo.

Su trabajo está a la altura del que desarrolla el resto de la banda, y en conjunto dan la impresión de que podemos tener Topo para rato. De hecho, como antes he comentado, parece que su nuevo trabajo en estudio está en camino.

En lo tocante a eso, a tocar, recorrieron toda su discografía más la segunda etapa en Asfalto, saltando cual charco en día de lluvia el Pret a Porter.

Completaron con alguna composición que aparecerá en su nuevo CD e, inercalados entre todos ellos, los clásicos de los primeros Asfalto: Ser Urbano, Rocinante y Días de Escuela.

Aunque cada canción era coreada y aplaudida, estas tres levantaron el "¡oh!" que se exclama cuando se está levitando a un palmo del suelo y a punto de pasar a otra dimensión.

La puntilla la dieron con su tema más emblemático con permiso de Vallecas 1996; Mis Amigos Dónde Estarán. Y, como en este caso sus amigos estaban cerca, volvieron al escenario Casablanca, Raúl Santana y Miguel Oñate, que habían seguido la actuación desde un lateral, para acompañar con sus voces y compartir el delirio del público y la ovación final.

Y así terminó un concierto memorable de los que debería recetar el médico contra la depresión en lugar de tantas pastillas.

Acabo recomendado el nuevo disco de Casablanca. No lo he encontrado en grandes superficies, que sería el primer lugar donde habría que distribuirlo, pero, por suerte, se vendía en la misma sala Heineken junto con la también muy recomendable reedición de su primer trabajo por parte de Leyenda Records.

Las once composiciones de Apostando Contra el Avestruz reflejan fielmente el sonido actual del grupo. Además, como añadido, se incluyen tres temas grabados en directo en el Nos va la Marcha 2008.

Por su parte, la reedición de Rock 'n' Roll en el Bar de Rick supera al original en dos aspectos.

Uno es la nueva producción, pues el mismo Pachi Escolano (miembro de los primeros Casablanca) se ha involucrado en su desarrollo, lo que resulta en un reflejo más exacto del grupo a mediados de los 80.

Y otro la condición en los trabajos que Leyenda Records recupera, que es la de añadir al contenido original grabaciones inéditas que insta a los músicos (yo diría que incluso empleando la tortura viendo los buenos resultados) a recuperar de sus archivos personales. Junto a los temas publicados en su día se incluyen varias joyas sonoras más una pequeña biografía del grupo escrita por los propios Hervás y Escolano.

Ya que, según parece, tardaremos tiempo en volver a verlos en directo, el mejor sustituto son estos dos trabajos y la esperanza de que algún día aparezca reeditada el resto de su discografía.